Era inteligente, Hombre de poquísimas letras, al enrolarse en la vida política y social se autoeducó hasta dominar varios ramos de saber y perfeccionarse en el arte de la oratoria y la escritura. Tuvo por maestro de su educación continua a su compadre, el poeta
José Joaquín Olmedo. La Universidad Central de Quito le concedió un doctorado honoris causa.
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